jueves, 1 de marzo de 2012

Emociones que compartimos con los animales

Es muy raro pensarlo de esta manera pero es real, los seres humanos compartimos varias de nuestras experiencias emocionales con los animales, pues nosotros también lo somos. Una de ellas es el miedo, existen dos tipos de miedos:
  • Los miedos reales:  Son aquellos que representan una amenaza para nuesta vida, suponen entrar a un estado de alerta, generado por las glándulas suprarrenales, la amigdala y el sistema límbico en general.
"Nuestro organismo está equipado con todo un complejo sistema de supervivencia que se activa a sí mismo ante la percepción de cualquier peligro, se auto regula y prepara el terreno para favorecer la supervivencia del individuo."
De acuerdo con el Dr. Jaime De La Torre, hay una serie de actitudes primarias de supervivencia en los animales y en los humanos también. Cuando un animal se siente amenazado, su primera reacción es alejarse de la amenaza. Esto le evita dolor, peligro  y gastos de energía. Sin embargo hay situaciones en las que el escape no es posible, y es en estos casos cuando el animal se torna agresivo y se activa toda una serie de reacciones en su cuerpo que lo preparan para la pelea.
La agresión provocada por miedo es característica de animales en peligro que se sienten acorralados y sin posibilidades de escape. Siempre y cuando el animal se sienta que tiene la oportunidad de vencer aquello que lo  amenaza, va a luchar en su contra.
Más si llega un momento en el que se da cuenta que no puede vencer, entonces se abandona a la muerte, es decir se "deprime" y deja de luchar, para poder pasar desapercibido." (Dr. Jaime De La Torre, Fisiología del miedo y la ansiedad).

  • Los miedos no reales: No están sucediendo en el momento presente, sólo existe en la imaginación, vienen de pensamientos de los cuales nos estamos preocupando y no ocupando de lo que verdaderamente pasa en nuestra vida, en el momento presente, por lo que no tenemos tiempo para discernir cuál es la actitud más correcta de supervivencia, sino generamos un millón de pensamientos que tal vez ni siquiera ocurran.
Esta actividad de la mente no es una actividad aislad. Pues como se explica anteriormente, repercute en las demás dimensiones humanas; por lo tanto lo que ocurre en mi mente, provoca una sensación de bienestar o malestar en mi cuerpo.

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